Una carta natal en pandemia y una estrella fugaz en un viaje a Méjico fueron determinantes para dar inicio a este proyecto que llenó mi vida de ilusión.

Siempre amante de las letras y de los libros, mega estructurada, nunca imaginé que en una carta natal que me hice por insistencia de mi madre, me dirían que tenía una veta creativa sin explorar. Sugestión o destino, pero de un momento a otro, una avalancha de ideas por concretar se adueñaban de mi mente. Sentía que la confección estaba en mi ADN desde siempre por mi abuela Angela, de quien escuché durante toda mi infancia incontables anécdotas sobre talleres y costura. Tras varias idas y vueltas, di con el posible nombre del emprendimiento, “FUGACES” y, cuando aquella idea aún existía solamente en mi mente, en una noche con amigas en Méjico (con maridos e hijos durmiendo), una estrella fugaz que únicamente yo llegué a ver selló el destino.

¿Más señal que eso? La última vez que había visto una estrella fugaz había sido a los 9 años en el campo de deportes del colegio y hoy, con casi 40, había vuelto a ver una cuando el nombre “FUGACES” rondaba en mi cabeza. Luego, entender que emprender implica y te impulsa a aprender; el aprendizaje de muchas cosas hechas por primera vez. Gracias por acompañarme en esta aventura. Espero que les gusten estas prendas hechas con mucho AMOR.

¡DICEN LAS ESTRELLAS QUE LOS FUGACES SOMOS NOSOTROS! Y, COMO EL TIEMPO VUELA, VIVAMOS HOY NUESTROS SUEÑOS.